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domingo, 17 de octubre de 2010

El Polo Patriótico y la profundización de la Revolución


Caracas, 15 oct. 2010, Tribuna Popular TP/Editorial Tribuna Popular Nº 180.- Es cierto que ya pasó el 26 de septiembre. Pasaron ya las elecciones parlamentarias. Pasó la campaña electoral. Pasaron los bombos y platillos. Pero, es cierto también que la batalla política, ideológica y de masas continúa.
La etapa del proceso revolucionario venezolano, que empezó en 1998, está fuertemente marcada –para avances y retrocesos, nos guste o no– por procesos electorales.
Esta característica no ha sido producto de la voluntad de nadie en particular. Ha sido producto de las condiciones específicas de la Venezuela de finales de siglo.
La actual fragilidad de la revolución bolivariana está vinculada justamente al marco de la democracia liberal burguesa en la cual se desarrolla.
Esta experiencia revolucionaria que avanza nuestro pueblo puede perderse, no sólo por tropas gringas sino en una elección, regional, parlamentaria o presidencial.
Lo grave, incluso, no es que pueda perderse una elección como tal, porque significaría que se ha perdido el favor de la voluntad popular, sino que esta voluntad popular cuenta todavía con importantes niveles de influencia de las fuerzas reaccionarias y sus medios de manipulación de masas.
Lo grave, incluso, es que mucha de esta voluntad popular se ha perdido por errores propios de las llamadas fuerzas del proceso y por deficientes, burócratas y corruptas gestiones gubernamentales.
Lo grave, incluso, es que la prostitución de los términos Socialismo y Socialista –mediante su uso indiscriminado para referir a un momento político y a acciones de gobierno, que no son tales– puede llevar a que esta voluntad popular se decepcione, se frustre, y pueda apoyar caminos antipopulares.
El problema mayor no son las elecciones –incluso las de tipo liberal burguesa que se siguen llevando a cabo en Venezuela–, sino la estructura del Estado, que sigue siendo burgués.
En la misma medida en que cambie el Estado venezolano –que es mucho más que el gobierno–, cambiará el sistema electoral.
En esta discusión, hay que tener claridad de que el sistema electoral no es lo más o menos automatizado que sea, no es lo más o menos auditable que sea, no es lo más o menos fidedigno de la voluntad popular que sea.
El sistema electoral será realmente democrático en la misma medida en que esté liberado de las diversas formas de influencia de la burguesía, de las fuerzas reaccionarias y de sus valores capitalistas.
Por eso, debe continuarse la batalla por la profundización de la revolución; avanzar organizada, coordinada y cohesionadamente las acciones para la liquidación del Estado burgués y la construcción del Estado popular y democrático; sustituir la estructura y formas de gestión de la democracia liberal por el Poder Popular.
Por eso, cobra mayor relevancia la necesidad reiteradamente expresada por el PCV –y que el Presidente Chávez ha interpretado mediante su propuesta del Polo Patriótico– de avanzar en la articulación de las fuerzas democráticas, progresistas y revolucionarias para constituir un espacio permanente de coordinación de políticas, una estructura orgánica no coyuntural ni restringida al ámbito electoral, «con visión estratégica caracterizada por una dinámica interna que estimule la discusión política e ideológica de fondo y que favorezca la participación equitativa y democrática de las fuerzas revolucionarias en su nivel respectivo, respondiendo al principio de “unidad en la diversidad”».
Un gran frente antiimperialista y por la construcción del nuevo Estado, estructurado en todos los niveles y frentes sociales.
En definitiva, la expresión político-organizativa del germen de la dirección colectiva de la Revolución venezolana.
Todavía estamos a tiempo. Hagamos todos los esfuerzos necesarios para cumplir lo que es una necesidad histórica y un reclamo popular.
Para ésta y todas las tareas por venir, el pueblo venezolano y la revolución bolivariana podrán seguir contando con el Partido Comunista.

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